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martes, 2 de noviembre de 2010

Navidad, Navidad... (D)

Alex, de 19 años, es el canguro de Mónica (9 años). Vuelven a casa después del ensayo de teatro, esa misma tarde le han comunicado a Mónica que en la representación de Navidad hará de pastorcita, y no de virgen como le habían dicho con anterioridad.
Cuando llegan a casa, el padre de la niña está mirando la televisión:
Mónica: (Triste) Papá, ya no soy virgen.
El padre se levanta furioso y le da un puñetazo en el estómago a Alex, este cae al suelo.
Padre: (Gritando furioso) ¿Así es como cuidas a mi hija?
Mónica: (Nerviosa) Alex no ha tenido la culpa, papá, ha sido el director de teatro.
Alertada por los gritos, Luisa – la  madre –  entra en la habitación y ve a Alex en el suelo.
Madre: (Nerviosa) ¿Qué está pasando aquí?
Padre: (Furioso) Mónica ya no es virgen.
Madre: (Tranquila) Sí, ya lo sé, el director me lo comunicó ayer.
El padre mira incrédulo a la madre.
Padre: (Totalmente fuera de si) ¿Qué ya lo sabías? ¿Pero qué clase de monstruo eres?
Madre: Tranquilízate, cariño, estas cosas tienen que pasar.
Padre: (Incrédulo y furioso) Pero Luisa, ¡Mónica sólo tiene nueve años!
Madre: Eso no importa Juan, cuanto antes aprenda como funcionan las cosas,             mejor.
Padre: (Encolerizado) ¡Estás totalmente loca! ¿Tú sabes lo que estás diciendo?
Madre: Claro que lo sé, yo tuve que dejar de ser virgen a los 14, y en mi caso el director era mi propio padre.
El padre mira incrédulo a la madre y se deja caer en el sillón. Apoya los codos sobre las piernas y se tapa la cara con las manos. Respira angustiosamente mientras va diciendo que no con la cabeza. Después mira a la madre con los ojos enrojecidos, se pone de pie y camina nervioso.
Padre: (Con un hilo de voz) ¿De qué me estás hablando, Luisa?
Madre: (Melancólicamente triste) De mi padre, de cuando me comunicó que tenía que dejar de ser virgen.
El padre va hacia la madre, la coge por los brazos y la zarandea.
Padre: (Totalmente fuera de si) ¿Pero con quién me he casado? ¡Eres el mismo diablo!
Mónica se acerca llorando y tira del brazo del padre.
Mónica: (Llorando) Suelta a mamá, ella no ha hecho nada y, además... yo no quería ser virgen.
El padre suelta a la madre y se pone de rodillas, mira a la niña y le acaricia la cara.
Padre: Tranquila, princesa, no pasa nada.
El padre abraza a Mónica.
Mónica: (moqueando) Me da mucha vergüenza hacer de virgen... Yo quiero hacer de pastorcita, que no tiene que hablar.

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