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lunes, 22 de noviembre de 2010

El laberinto (4)

Pensó en la posibilidad de que todas las puertas estuvieran comunicadas..... Quizás sólo había un “detrás”.
Se sentó en el suelo, en medio de la sala y volvió a mirar todas las puertas. Pensó: ¿He de cruzar otra puerta? (una vez más olvidó la pregunta más simple: “¿Quiero cruzar otra puerta?”).

LA SEGUNDA PUERTA
No podía dejar de pensar en el perro..... Finalmente pensó que lo mejor sería volver para preguntarle por qué le había dicho que marchara. Se dijo: “Si vuelvo a entrar por la puerta que he salido, es decir, por la número 2, lo encontraré enseguida.”
Caminó despacio, abrió la puerta y cruzó el umbral con decisión..... Pero, cuando se le adaptó la vista, se dio cuenta que no estaba en el bosque..... Miró hacia la sala: ¡Había desaparecido!..... sólo podía ir hacia delante.
Recordó las palabras que la bruja le había dicho al perro: “Lo que hay detrás de cada puerta es diferente para cada persona..... y es diferente en cada momento”.
Miró a su alrededor y se estremeció al comprobar que no había nada..... estaba rodeado de nada:
            No había luz..... ni oscuridad.
            No había silencio..... ni murmullos..... ni ruido.
            No había un lugar para sentarse..... ni un lugar para estar de pie.
            No había suciedad..... ni limpieza.
            No hacía frío..... ni calor.
            No había aire..... ni respiración.
            No había delante..... ni detrás.
            No había amor..... ni indiferencia..... ni odio.
            No había vacío..... ni plenitud.
            No había alegría..... ni tristeza.
            No había felicidad..... ni infelicidad.
            No había pasión..... ni compasión.
            No había palabras..... pero podía pensar.....
Se sorprendió al darse cuenta que podía pensar. Caminó..... aunque en realidad no estaba caminando, porque no había camino..... porque ni avanzaba ni se retrasaba.
Iba pensando..... si no había nada quizás es que no estaba en ningún sitio..... pero podía pensar, incluso, podía recordar. Recordó la frase de aquel pensador: “Pienso, luego existo”..... Recordó cuando era estudiante..... “Pienso, luego existo”..... Recordó que alguna vez había pensado que quería no-existir..... pero podía pensar que quería no existir y, por tanto, existía.....
De pronto notó una presencia..... había alguna cosa, en medio de la nada, había algo. Se giró y lo vio..... aquello le resultaba extremadamente familiar, aunque no podía decir qué era..... o quién era.....
Sin saber estar seguro de por qué lo hacía, preguntó: “¿Qué haces aquí?”..... Aquello (aquella cosa o aquella persona) lo miró con una sonrisa irónica..... y el hombre volvió a preguntar:
Hombre: ¿Qué haces aquí?
Aquello: Sigo el camino.
Hombre: ¡No hay ningún camino!
Aquello: Sigo tu camino.
El hombre miró hacia el suelo, es decir, miró hacia sus pies, porque en realidad no había suelo, y vio un camino que acababa justo donde él estaba:
Hombre: Antes no había este camino, ¿de dónde ha salido?
Aquello: Lo haces tú.
Hombre: ¿Yo? ¿Dónde estoy?
Aquello: ¿Dónde crees que estás?..... ¿Dónde querías ir?
Hombre: Quería ir al bosque, a ver al perro..... pero esto no es el bosque.
Aquello: Quizás sí o quizás no..... al fin y al cabo, querías ir al pasado..... y es a donde has llegado.
Hombre: ¿El pasado?..... ¡Pero si no hay nada!
Aquello: ¡Claro! Porque el pasado no existe.
Hombre: ¡No digas chorradas! Claro que existe el pasado..... ¡Yo lo he vivido!
Aquello: ¡Exacto! Tú lo has vivido, no lo vives ahora..... Ha existido, pero no existe.
Hombre: Pero sin el pasado no existiría el presente.
Aquello: Tienes razón..... incluso para un recién nacido el presente existe porque ha habido un pasado.
Hombre: Te refieres a su pasado como célula, ¿no?
Aquello: Bien, es cierto que tiene un pasado como célula pero, además, el pasado de sus padres forma parte de su pasado, porque sin aquel pasado el bebé no existiría. Por otro lado, el pasado celular del neonato forma parte del pasado de sus padres..... Es decir, tu pasado forma parte del pasado de otras personas y, de la misma manera, el pasado de otras personas forma parte de tu pasado.....
Hombre: Por un lado me estás diciendo que el pasado no existe..... y, por otro lado, me estás diciendo que el pasado es algo tan importante que entreteje un enlace entre toda la humanidad.
Aquello: ¡Muy bien! Veo que me sigues. Ahora vayamos un poco más allá: La cosa más..... digamos tangible – por ponerle un nombre – que nos queda del pasado son los recuerdos, pero estos no son mas que las interpretaciones personales que cada uno hace del hecho real (un mismo hecho es explicado de maneras muy diferentes por las personas que lo han vivido, a veces, incluso, las versiones son totalmente opuestas).....
Hombre: Sí, pero sea la que sea, lo cierto es que la versión existe.
Aquello: Existe el recuerdo de la versión, pero el hecho ya no está..... Nadie, diga lo que diga o haga lo que haga, puede cambiar el hecho, o la manera como lo has vivido..... Y no se puede cambiar porque no existe: Ha existido, pero no existe.
Hombre: Pero ¿qué me dices de este camino? Este camino existe, está dentro del pasado pero existe ahora.
Aquello: ¡Mira que listo! Esa observación está muy bien. Veamos, este camino existe ahora, vale, pero recuerda que cuando llegaste no existía.
Hombre: “Cundo llegué”, forma parte del pasado, yo te hablo de ahora, del presente: Este camino existe ahora..... y está dentro de mi pasado.
Aquello: Veo que eres muy rápido, pero escúchame un momento: Cuando llegaste el camino no estaba, entonces te diste cuenta que podías pensar y empezaste a recordar cosas..... es decir, recordaste y , por tanto, creaste un enlace entre el pasado y el presente:
Cogiste un recuerdo del pasado y lo trajiste al presente. Recordaste la frase aquella de “pienso, luego existo”, después recordaste que alguna vez habías pensado que querías no-existir..... Entonces apareció el camino, porque el pasado no se puede cambiar, pero las experiencias vividas y los aprendizajes que se desprenden de ellas – así como las experiencias no-vividas y sus consecuentes no-aprendizajes – pueden enriquecer nuestro presente.
Hombre: Entiendo eso de las experiencias vividas y los aprendizajes pero ¿cómo pueden las experiencias no-vividas y los no-aprendizajes enriquecer nuestro presente?

“Aquello”, responderá a esta pregunta el próximo lunes” (no os comáis el coco, y si alguien sabe la respuesta, o nos puede dar una pista, me la puede enviar, que yo la colgaré en el blog con su nombre).

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