Cuando le
encargaban un proyecto, imaginaba el desarrollo de la idea mentalmente, a
veces, buscaba alguna información o realizaba un tímido esbozo….. hasta que el
día de la entrega se le echaba encima, entonces trabajaba día y noche
olvidándose de todo y de todos, incluso – o sobre todo – de él.
Cuando dio
por concluido el trabajo, llevaba dos o tres días sin comer, sin dormir, sin
ducharse, sin….. Lo primero que sintió fue hambre, hacía tiempo que no estaba
tan hambriento… exactamente desde el último proyecto.
Con las
pocas fuerzas que le quedaban, buscó en la memoria del móvil el número del
restaurante chino y pidió que le llevaran un menú para dos personas….. Estirado
en el sofá, se relamía atento al timbre de la puerta.
…..Sobre
la mesa, cuatro contenedores de plástico y un paquetito de papel de aluminio:
¡Al ataque!
Una hora
más tarde, vuelve a telefonear al restaurante y pide que le traigan cuatro
rollitos de primavera, pan chino y pan de gambas…..
Al día
siguiente, invita a comer a su ex…..
Ella: Vaya,
comida china… ya me extrañaba a mí que hubieses aprendido a cocinar.
Él sonríe
sin ganas.
Ella: Pero
esta comida está helada…
Él: Sí, es
que es de anoche.
Ella: ¿De
anoche? ¿Me invitas a comer y pides la comida un día antes?
Él: No, en
realidad pedí la comida y, como me ha sido imposible abrir las fiambreras esas,
te he invitado a comer…
Ella: ¡Serás
cabrón!
Él: ¡No,
por favor, no hagas eso! Si no te quieres quedar, vete, pero no las vuelvas a
cerrar… por favor…