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viernes, 25 de febrero de 2011

El cumpleaños (C)

Era el día de su cumpleaños, el día que recibía toda clase de regalos, felicitaciones, llamadas, mensajes y notas de las mujeres que habían pasado – o estaban pasando – por su vida..... Bueno, también recibía algo de algún amigo o familiar.
El caso es que, incluso, recibía felicitaciones y regalos de mujeres que aseguraban que lo habían conocido, aunque él, quizás, ni siquiera las recordaba..... Pero a él (coqueto por naturaleza) siempre le gustaba recibirlos y, además, con los años había aprendido a no fijarse en el remitente.
El primer regalo que recibió era una caja de bombones y un “¡Qué cumplas muchos más!”
Después recibió un sms: “¡Felicidades! (¿Tienes novia ahora?)”.
La tercera felicitación llegó a las diez y cuarto. Ésta resultó ser una felicitación algo diferente..... En el interior del paquete había un disco de 45 revoluciones: “El baúl de los recuerdos” de Karina. Al sacar el disco encontró una nota: “Como dice la canción: Después de un día triste viene otro feliz (o quizás dice mejor, no estoy segura), el caso es que eso me hace tener viva la esperanza de que un día te encontraré por la calle y, entonces..... ¡Un beso!”
Los regalos, las felicitaciones, las llamadas, los mensajes y las notas fueron apareciendo durante todo el día.
Hacia las cinco menos cuarto, llegó una entrada para el Madrid-Barça..... y la nota correspondiente: “El viaje te lo tendrás que pagar tú, porque voy un poco justa de money, pero ya sabes que puedes dormir en mi casa”.
Unos minutos después llegó un paquete muy bien envuelto con un “¡Deseo que te guste!”. Al abrirlo encontró una cajita de joyería que contenía un pin – bañado en oro – que representaba un pequeño pentagrama con la clave de sol y un silencio roto..... Y, escrita en el reverso de una tarjeta de visita, la nota correspondiente: “Cuando te conocí reencontré el sol..... y ahora tengo necesidad de romper el silencio. Me gustaría verte esta noche, si tú también lo deseas, ven al restaurante Pancha Contenta a las 21.00h. ¡Muchas felicidades!”
.....Quizás porque el regalo le gustó, quizás porque la nota le hizo gracia, quizás porque no tenía nada para cenar o quizás porque no tenía nada mejor que hacer, pero el caso es que decidió presentarse a la cita.
Llegó al restaurante, estaba lleno. Miró las mesas buscando una mujer sola o un cartel de reservado. Mientras buscaba lo saludó un chico que había conocido un par de semanas antes en un bar que había delante de la Escuela Municipal de Música.
No había ninguna mujer sola, sólo aquel chico..... Sacó la tarjeta de visita del bolsillo, la giró y leyó: “Antonio Gálvez. Profesor de solfeo y guitarra”.
“Mieeerda.....”

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