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martes, 21 de enero de 2014

La tercera puerta

Mientras miraba las puertas se preguntaba si había vuelto al presente o si, por el contrario, nunca se había movido..... Intentó recordar..... Recordó que se había levantado y había caminado hasta la puerta, la había abierto y la había cruzado..... pero no recordaba haber vuelto..... Recordaba como había marchado, pero no como había vuelto.....
Intentaba recordar cuando sintió ruido, giró la cabeza y vio como se abría la puerta número 8: salió una mujer y se dirigió con decisión hacia la puerta 9..... Ni siquiera se dio cuenta que había alguien en la habitación:
Hombre: ¡Ey! ¡Hola!
Mujer: ¡Hola!..... No me había dado cuenta que estabas aquí, ¿eres nuevo?
Hombre: Más o menos..... pero ya he cruzado dos puertas.
Mujer: ¿y has conseguido salir de las dos?..... ¡Qué bien! ¡Felicidades!
Hombre: ¿Qué quieres decir con eso?..... ¿Qué a veces no se puede salir?
Mujer: Hombre, eso va como va..... ¡Depende de tantas cosas!
Hombre: ¿De qué cosas?
Mujer: Pues, no sé..... del deseo de salir, de la fuerza de voluntad, de las ganas de aprender, de lo que buscas, de lo que encuentras..... no sé, depende de uno mismo.....
Hombre: ¿Tú has cruzado muchas puertas?
Mujer: Ahora iba a cruzar la última.
Hombre: ¡Ah! ¡Vaya!..... ¿Te puedo hacer una pregunta?
Mujer: ¡Claro!..... Tienes todo el derecho a preguntar y yo, si no quiero contestar, tengo todo el derecho a no contestar..... eso dependerá de la pregunta que me hagas.
Hombre: ¿Cómo llegaste al laberinto?
Mujer: Me contrataron como mujer de la limpieza.
Hombre: ¿Como mujer de la limpieza?
Mujer: Sí, me contrataron un par de horas al día para limpiar esta sala..... Un día sentí curiosidad y entré por la puerta número 1..... Me gustó y decidí que cada día, después de limpiar la sala, entraría por una.
Hombre: ¿Has cruzado las puertas por orden?
Mujer: Sí.
Hombre: ¿Por qué?
Mujer: Porque tomé esa decisión.
Hombre: Ya, pero ¿por qué?
Mujer: Tenía mis motivos.....
Hombre: Perdona, no te quería incomodar.....
Mujer: Tranquilo, no pasa nada, ya te había dicho que si no quería no te contestaría..... Quizás te contestaré algún día, o quizás no..... En realidad te debería dar las gracias porque, de vez en cuando, me gusta comprobar que puedo decir NO sin que eso suponga un mal rollo con la otra persona.
Hombre: Sí..... a veces es muy complicado eso de las preguntas y las respuestas.....
Mujer: Sí, algunos temas son difíciles de tocar..... No sé, en realidad pienso que hay preguntas que no se tendrían que hacer..... es una cuestión de confianza y respeto hacia la otra persona.
Hombre: ¿Confianza y respeto?
Mujer: Sí, es importante respetar la intimidad de la otra persona, quiero decir, debemos respetar todo aquello que la otra persona piensa que es su intimidad.
Hombre: ¿Y la confianza?
Mujer: A ver..... a lo largo de una relación, muy a menudo nos preguntamos si confiamos en la otra persona, pero pocas veces nos preguntamos si la otra persona confía en nosotros..... Creo que cuando una persona nos quiere explicar algo siempre encuentra el momento y la manera de hacerlo (si hay respeto y confianza)..... pero si no te lo quiere explicar y le preguntas puede, o bien, decirte que no quiere responder – lo cual quiere decir que siente que tú le tienes confianza y respeto, porque sabe que ese NO no afectará negativamente a vuestra relación – o bien, te dirá una mentira, lo cual demuestra que no hay confianza ni respeto, porque una mentira no es otra cosa que una reacción de miedo..... normalmente miedo a la reacción del otro.
Hombre: Las reacciones..... ¡Son tan imprevisibles!
Mujer: Sí que son imprevisibles..... Pero a veces la imprevisión nos puede sorprender de una manera muy agradable, lo que pasa que en esta clase de sorpresa no pensamos muy a menudo..... Ahora, me tendrás que perdonar, pero tengo que marchar, porque hoy quería cruzar la última puerta.
Hombre: Bueno, pues que te vaya bien.
Mujer: ¿Quieres venir conmigo? Cruzaré la puerta 9.
El hombre miró la puerta y aceptó.
Al cruzar la puerta la mujer dijo: “Vaya, que playa más bonita”. El hombre la miró confundido:
Hombre: ¿Playa?..... Pero si es una ciudad, llena de gente y coches.
Mujer: ¿Una ciudad? ¿Es bonita?
Hombre: .....Todavía no lo sé..... pero ¿cómo puede ser?
Mujer: ¿El perro no te explicó lo que le dijo la bruja sobre lo que hay detrás de las puertas?
Hombre: Sí..... “Lo que hay detrás de la puerta es diferente para cada persona”..... Pero pensaba que si íbamos juntos.....
Mujer: El hecho de ir juntos no implica que podamos ver, o disfrutar, las mismas cosas. Podemos ir juntos, pero cada uno es cada uno..... ¡Por suerte!..... La realidad puede ser muy diferente para ti o para mí..... pero, aunque fuese la misma, quiero decir, que fuesen muy parecidas, es posible que tú disfrutases de unas cosas y yo de otras.
Hombre: ¿Por ejemplo?
Mujer: A ver..... si, por ejemplo, los dos estuviésemos en la playa, quizás tú disfrutarías tomando el sol y yo disfrutaría bañándome. Los dos disfrutaríamos del hecho de estar en la playa, pero por motivos diferentes..... Claro que, además de disfrutar de cosas diferentes, lo cierto es que también podríamos disfrutar de la compañía de la otra persona y, eso por si solo, ya puede llegar a ser muy agradable.
Hombre: Gracias por la explicación..... Oye una cosa..... ¿Cómo sabes que conozco al perro?
Mujer: Porque me lo he encontrado en la puerta número 8.
Hombre: ¿Y te ha hablado de mí?
Mujer: Me ha hablado de muchas cosas y de mucha gente.
Hombre: Y como sabes que yo.....
Mujer: No te comas tanto el coco, hombre. ¡Qué importa lo que me ha dicho!..... Ahora me voy a bañar, si quieres nos encontramos después en el restaurante que hay al final de la playa..... bueno, de la calle.
La mujer se quitó los zapatos y cruzó la calle, después se sumergió en unos edificios y empezó a nadar.....
El hombre la miró durante unos segundos..... Sonrió al verle el cabello mojado..... Pensó que era una mujer muy guapa y volvió a sonreír.
Paseaba por la ciudad sin prestar demasiada atención a nada. “¿Era verdad que la mujer veía una playa?..... ¿Estaba nadando realmente?..... Pero el cabello sí que lo tenía mojado..... ¡Era todo tan extraño!
Iba a cruzar hacia la otra acera cuando notó que alguien le cogía por el brazo mientras gritaba: “Ey, ¿qué no ha visto la señal de peligro? ¡Esta zona es para las embarcaciones, está prohibida la entrada a los bañistas!
Miró a su alrededor: Ninguna embarcación, ninguna playa..... Estaba en la entrada de un parking, en la rampa de acceso para coches.
Cansado y desorientado (física, psíquica y emocionalmente) pensó que lo mejor sería ir hacia el restaurante.
Diferentes realidades... Las mismas zonas de peligro, pero cada uno viviéndolas desde su realidad (para él coches, para la mujer y para el hombre que le gritaba, embarcaciones)..... ¿Diferentes realidades en un mismo espacio y tiempo?..... ¿O quizás era una ciudad sumergida? ¿Cuando te tocas dentro del agua ¿puedes notar si estás mojado?
Cuando encontró el restaurante se dio cuenta que justo al lado estaba la puerta del laberinto.
Miró las dos puertas. Recordó las palabras de la bruja: “Lo que hay detrás de cada puerta es diferente para cada persona..... y es diferente en cada momento”.
Recordó las palabras de la mujer: “¿y has conseguido salir de todas las puertas?
Pensó: “¿Qué debo hacer: Volver al laberinto o ir al restaurante y reencontrarme con aquella mujer?
Volvió a recordar las palabras de la bruja y la pregunta de la mujer.
Volvió a pensar: “Si cruzo la puerta del laberinto quizás no volveré a ver a la mujer pero, si voy al restaurante, quizás después no encuentre la puerta del laberinto..... ¿Qué debo hacer?”
Estaba indeciso, se repetía la misma pregunta una y otra vez: “¿Qué debo hacer?..... Se hizo tantas veces la misma pregunta que cuando se dio cuenta habían desaparecido las dos puertas.....

Sí, una vez más, había olvidado aquella pregunta tan simple: ¿Qué me gustaría hacer ahora?

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