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domingo, 19 de enero de 2014

La segunda puerta

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No podía dejar de pensar en el perro..... Finalmente pensó que lo mejor sería volver para preguntarle por qué le había dicho que marchara. Se dijo: “Si vuelvo a entrar por la puerta que he salido, es decir, por la número 2, lo encontraré enseguida.”
Caminó despacio, abrió la puerta y cruzó el umbral con decisión..... Pero, cuando se le adaptó la vista, se dio cuenta que no estaba en el bosque..... Miró hacia la sala: ¡Había desaparecido!..... sólo podía ir hacia delante.
Recordó las palabras que la bruja le había dicho al perro: “Lo que hay detrás de cada puerta es diferente para cada persona..... y es diferente en cada momento”.
Miró a su alrededor y se estremeció al comprobar que no había nada..... estaba rodeado de nada:
            No había luz..... ni oscuridad.
            No había silencio..... ni murmullos..... ni ruido.
            No había un lugar para sentarse..... ni un lugar para estar de pie.
            No había suciedad..... ni limpieza.
            No hacía frío..... ni calor.
            No había aire..... ni respiración.
            No había delante..... ni detrás.
            No había amor..... ni indiferencia..... ni odio.
            No había vacío..... ni plenitud.
            No había alegría..... ni tristeza.
            No había felicidad..... ni infelicidad.
            No había pasión..... ni compasión.
            No había palabras..... pero podía pensar.....
Se sorprendió al darse cuenta que podía pensar. Caminó..... aunque en realidad no estaba caminando, porque no había camino..... porque ni avanzaba ni se retrasaba.
Iba pensando..... si no había nada quizás es que no estaba en ningún sitio..... pero podía pensar, incluso, podía recordar. Recordó la frase de aquel pensador: “Pienso, luego existo”..... Recordó cuando era estudiante..... “Pienso, luego existo”..... Recordó que alguna vez había pensado que quería no-existir..... pero podía pensar que quería no existir y, por tanto, existía.....
De pronto notó una presencia..... había alguna cosa, en medio de la nada, había algo. Se giró y lo vio..... aquello le resultaba extremadamente familiar, aunque no podía decir qué era..... o quién era.....
Sin saber estar seguro de por qué lo hacía, preguntó: “¿Qué haces aquí?”..... Aquello (aquella cosa o aquella persona) lo miró con una sonrisa irónica..... y el hombre volvió a preguntar:
Hombre: ¿Qué haces aquí?
Aquello: Sigo el camino.
Hombre: ¡No hay ningún camino!
Aquello: Sigo tu camino.
El hombre miró hacia el suelo, es decir, miró hacia sus pies, porque en realidad no había suelo, y vio un camino que acababa justo donde él estaba:
Hombre: Antes no había este camino, ¿de dónde ha salido?
Aquello: Lo haces tú.
Hombre: ¿Yo? ¿Dónde estoy?
Aquello: ¿Dónde crees que estás?..... ¿Dónde querías ir?
Hombre: Quería ir al bosque, a ver al perro..... pero esto no es el bosque.
Aquello: Quizás sí o quizás no..... al fin y al cabo, querías ir al pasado..... y es a donde has llegado.
Hombre: ¿El pasado?..... ¡Pero si no hay nada!
Aquello: ¡Claro! Porque el pasado no existe.
Hombre: ¡No digas chorradas! Claro que existe el pasado..... ¡Yo lo he vivido!
Aquello: ¡Exacto! Tú lo has vivido, no lo vives ahora..... Ha existido, pero no existe.
Hombre: Pero sin el pasado no existiría el presente.
Aquello: Tienes razón..... incluso para un recién nacido el presente existe porque ha habido un pasado.
Hombre: Te refieres a su pasado como célula, ¿no?
Aquello: Bien, es cierto que tiene un pasado como célula pero, además, el pasado de sus padres forma parte de su pasado, porque sin aquel pasado el bebé no existiría. Por otro lado, el pasado celular del neonato forma parte del pasado de sus padres..... Es decir, tu pasado forma parte del pasado de otras personas y, de la misma manera, el pasado de otras personas forma parte de tu pasado.....
Hombre: Por un lado me estás diciendo que el pasado no existe..... y, por otro lado, me estás diciendo que el pasado es algo tan importante que entreteje un enlace entre toda la humanidad.
Aquello: ¡Muy bien! Veo que me sigues. Ahora vayamos un poco más allá: La cosa más..... digamos tangible – por ponerle un nombre – que nos queda del pasado son los recuerdos, pero estos no son mas que las interpretaciones personales que cada uno hace del hecho real (un mismo hecho es explicado de maneras muy diferentes por las personas que lo han vivido, a veces, incluso, las versiones son totalmente opuestas).....
Hombre: Sí, pero sea la que sea, lo cierto es que la versión existe.
Aquello: Existe el recuerdo de la versión, pero el hecho ya no está..... Nadie, diga lo que diga o haga lo que haga, puede cambiar el hecho, o la manera como lo has vivido..... Y no se puede cambiar porque no existe: Ha existido, pero no existe.
Hombre: Pero ¿qué me dices de este camino? Este camino existe, está dentro del pasado pero existe ahora.
Aquello: ¡Mira que listo! Esa observación está muy bien. Veamos, este camino existe ahora, vale, pero recuerda que cuando llegaste no existía.
Hombre: “Cundo llegué”, forma parte del pasado, yo te hablo de ahora, del presente: Este camino existe ahora..... y está dentro de mi pasado.
Aquello: Veo que eres muy rápido, pero escúchame un momento: Cuando llegaste el camino no estaba, entonces te diste cuenta que podías pensar y empezaste a recordar cosas..... es decir, recordaste y , por tanto, creaste un enlace entre el pasado y el presente:
Cogiste un recuerdo del pasado y lo trajiste al presente. Recordaste la frase aquella de “pienso, luego existo”, después recordaste que alguna vez habías pensado que querías no-existir..... Entonces apareció el camino, porque el pasado no se puede cambiar, pero las experiencias vividas y los aprendizajes que se desprenden de ellas – así como las experiencias no-vividas y sus consecuentes no-aprendizajes – pueden enriquecer nuestro presente.
Hombre: Entiendo eso de las experiencias vividas y los aprendizajes pero ¿cómo pueden las experiencias no-vividas y los no-aprendizajes enriquecer nuestro presente?
Aquello: Porque no haberlas experimentado te da la oportunidad de experimentarlas, es decir, te da la oportunidad de realizar nuevas experiencias (sensaciones, emociones, pensamientos, acciones) y, por tanto, de adquirir nuevos aprendizajes..... ¿No es esta la mejor manera de enriquecer el presente?
Hombre: ¿Quieres decir que lo que hemos o no hemos hecho no tiene ninguna importancia?
Aquello: Quiero decir que el pasado no se puede cambiar: Puedes cambiar tu presente; puedes trasladar al presente todos los aprendizajes del pasado, pero no puedes trasladar el pasado..... Puedes realizar en el presente todo aquello que ahora piensas que te habría ido bien hacer en el pasado, pero nada de eso cambiará el pasado, porque no existe.....
Hombre: Creo que no has contestado mi pregunta: ¿Quieres decir que lo que hemos o no hemos hecho no tiene ninguna importancia?
Aquello: Quiero decir que tiene la importancia que tú le des..... Te guste o te arrepientas de tu pasado, no lo puedes cambiar..... Puedes cambiar el presente, puedes intentar evitar que se den circunstancias parecidas a las del pasado, y eso incidirá sobre el presente de otras personas, pero sólo hasta donde esas personas quieran ser incididas..... porque el presente es un tiempo individual que crece, o se desarrolla, dentro de la colectividad.
Hombre: Esa última frase.....
Aquello: Sí, esta última frase todavía la tengo que pulir un poco..... es que me ha salido así..... son las cosas del presente: ¡Siempre es en directo!
A ver, en tu caso concreto, por ejemplo: Tú querías volver a ver al perro para preguntarle por qué te había dicho que marcharas, ¿no? Pues bien, lo que el perro te contestase tendría la importancia que tú le quisieras dar, porque en realidad no fueron las palabras ni las intenciones o motivos del perro lo que afectó a tu presente sino tu decisión de marchar..... independientemente de lo que dijo el perro, tú te fuiste y eso tuvo unas consecuencias. Si te hubieses quedado – sin cambiar ni una sola palabra de las que dijo el perro – tu presente habría sido diferente.
Ahora bien, si hubieses vuelto a ver al perro, le hubieses preguntado y él te hubiese contestado: ¿eso habría cambiado tu pasado?..... ¡No! La respuesta no habría hecho otra cosa que, quizás, cambiar tu estado de ánimo presente, dependiendo de sus razones te pondrías más contento o más triste, pero eso no cambiaría el hecho de que te fuiste.
Hombre: El pasado ha pasado..... haga lo que haga o diga lo diga, no se puede cambiar. Así pues, lo único que puedo hacer es pensar si me gusta mi presente o si quiero hacer algún cambio.....

Al decir estas palabras se dio cuenta que estaba en la sala de las puertas, sentado en el suelo con las piernas cruzadas.

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