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martes, 10 de marzo de 2015

Cretinos

Llaman a la puerta, la mujer arranca un trozo de papel higiénico y sale del cuarto de baño con los pantalones medio subidos. Sin abrir la puerta pregunta: "¿Quién es?", un coro de voces responde: "Somos los cretinos"….. "Pues lo siento, tendrán que volver más tarde, porque mi marido no está en este momento". Los cretinos ríen a carcajadas y se van.

A media mañana suena el teléfono, la mujer baja el fuego y se limpia las manos en el delantal mientras se acerca al aparato: "¿Diga?", Un coro de voces dice: "Somos los cretinos"..... "Vaya, tendrán que llamar más tarde, porque mi marido no está ahora en casa". Los cretinos ríen a carcajadas y la mujer cuelga el teléfono.

La cebolla que estaba rehogando, se ha quemado: "¡Mierrrrda!"

A media tarde, se conecta al Facebook y se encuentra con un montón de solicitudes de amistad..... todas ellas de cretinos, claro. Empieza a rechazar las solicitudes una a una (Juan Cretino, Pedro Cretino, Mercedes Cretino, Antonio Cretino, Pepi Cretino...), cuando va por la solicitud 143 recibe otra, pica sobre la foto para ver la información y se da cuenta que es de la amante de su marido... Duda durante unos minutos pero, finalmente, la acepta.

En la parte inferior de la pantalla aparece un recuadro con la conversación iniciada por la amante:

- Hola
- Hola
- Soy la amante de su marido
- Sí, ya me he fijado en la foto de su portada 
- Qué piensa hacer?
- De qué?
- Con su marido
- Pues seguiremos sin fo… ya me he acostumbrado, jajajaja 

La mujer cierra la conversación... Unos segundos después vuelve a aparecer el recuadro:

- Por favor, hable conmigo

Vuelve a cerrar la conversación, después coloca el cursor sobre la frase "¿Qué estás pensando?" y escribe: HOY HE CONSEGUIDO DESHACERME DE OTRO CRETINO DE MI VIDA.....

Mariquita Pérez ha actualizado su estado

Abre la ventana deseando que una brisa arrastre a todos los cretinos a la dimensión de Nunca-Jamás….. pero como eso no sucede, sigue rechazando las solicitudes manualmente.

Uno a uno, van saliendo... Intenta recordar algún buen momento pasado con cada uno de ellos... para darle sentido a sus vidas... porque quiere creer que dentro de todo cretino – escondido en algún rincón – hay un poquito de autenticidad.

Cuando han salido todos, mira por la ventana y los ve alejarse... La pizca de autenticidad de cada uno de ellos provoca que los añore durante unos días... Pero, poco a poco, el vacío dejado por los cretinos se va llenando... de buenos momentos... de sonrisas sinceras... de miradas amables... y apasionadas... de autenticidad...

En el mundo de los recuerdos,
serán despojados de su “cretinidad” y recordados
                                                 como el amigo/a
                                              que un día...


miércoles, 21 de enero de 2015

Me gusta

Un día dejó de hablar, así, de pronto….. Quizás porque no tenía nada que decir o, quizás, porque tenía mucho que decir y no sabía por dónde empezar…..
Estuvo muchos años en silencio.
Para vivir con más intensidad la realidad de su mudo mundo, se trasladó durante un tiempo a una isla desierta. Allí tampoco hablaba o, ¿quién sabe?, quizás sí que hablaba pero nadie lo oía.
Regresó en silencio…..
Un día, mientras paseaba, se encontró con un río, se desnudó y se tiró al agua….. al salir dijo: “Me gusta”, pero no era un “Me gusta” de esos tipo Facebook en los que sólo se ve implicado el dedo que hace “clic” sobre el icono, no, el suyo era un “Me gusta” de verdad y, para dejarlo bien claro, se sentó delante del ordenador y escribió: “Me gusta asdf ñlkj “, así, tal cual, poniendo un espacio entre la j y las comillas para dejar claro que había utilizado todos los dedos, que su grado de implicación en el “Me gusta” era total.

Como ya os podéis imaginar, a la que volvió al mundo de las palabras, le preguntaron: “¿Por qué dejaste de hablar?”, a lo que contestó: “Yo, que soy la persona a la que más le puede interesar la respuesta, nunca me he hecho esa pregunta”.

viernes, 16 de enero de 2015

Turrón

Podría hacerle caso al anuncio y volver a casa por Navidad… pero el turrón no le gustaba: ¿Debía hacerle caso a un spot que anunciaba un producto que no le gustaba?
En realidad, no recordaba haber probado nunca el turrón, ningún turrón, ni el del anuncio ni otro diferente.
Pensándolo bien, no recordaba haber visto nunca turrón en su casa… ¿A nadie de la familia le gustaba?
Claro que, bien mirado, tampoco recordaba haber probado el alfajor, el ajonjolí o la matalahúga, y eso sí que era raro porque recordaba perfectamente tres frases que la bisabuela repetía cada año cuando iban a su casa para celebrar la Nochebuena:
“Dale un alfajor al niño, que está mu canijillo”
“He cubierto  con ajonjolí  los polvorones para que no nos   falte la alegría”
“Échale dos o tres semillas de matalahúga en la leche, ya verás como así sí que le gusta”
La bisabuela decía muchas más frases… porque era sabia, pero Ricardo solo heredó estas tres. Sin embargo, las gemelas – especialmente Lucía – habían heredado mucha más sabiduría.
Ricardo se estiró en la hierba mirando el cielo: “Bisabuelita, ¿debería volver a casa?” En ese momento apareció una nube, entonces recordó un episodio de su infancia:
Cuando tenía seis o siete años, bajaba por las escaleras de la mano de su bisabuela, se encontraron con una vecina que subía, la bisabuela saludó: “Buenas tardes”, él también saludó: “Buenas tardes”, la vecina, sin ni siquiera saludar, dijo: “Doña Ernestina, ¿ya se ha enterado usted de lo de la hija de los Álvarez?” La bisabuela, casi sin mirar a la vecina, contestó: “Dale a una nube turrón y tendrás un nubarrón”.
Vaya….. ¿Qué tenía que ver ese recuerdo con su pregunta?... Quizás… no, no… o ¿sí?... ¿Dale a Ricardo turrón y será un Ricarrón?... Claro queee… la nube era alargada… ¿Dale a Ricardo salchichón y será un Ricachón?... Por otro lado, la bisabuela tenía mucho sentido del humor… pero también era sorda… ¿Había oído la pregunta?... ¿Y si en vez de un salchichón era un alfajor?...

Finalmente, llegó a la conclusión de que lo importante de ese recuerdo era el turrón, o sea, que era importante que lo probara y – tanto si le gustaba como si no – que volviera a casa….. a probar otras cosas…

miércoles, 14 de enero de 2015

Perseguido

La primera vez fue en el lavabo de una estación de tren. Había huido de casa de sus abuelos y se escondió en un vagón para descansar….. Quizás se quedó  dormido, porque cuando miró por la ventana estaba en un lugar totalmente diferente… Bajó del tren y buscó los lavabos. Sabía que en todas las estaciones había lavabo, porque de niño había viajado en tren en cuatro ocasiones – ida y vuelta a un sitio y ida y vuelta a otro – y su madre siempre lo obligaba a orinar antes y después de cada viaje.
Orinó y, al girarse hacia el lavamanos, vio a aquel hombre…
Anduvo por las calles entre temeroso y fascinado… Se paró ante un escaparate de pasteles y tartas, tenía hambre….. El hombre de la estación lo miraba desde dentro de la pastelería, confundiéndose – como un dulce más – entre merengue, moka, chocolate, fruta confitada, nata, crema…
Se sentó en un banco pensando en la conversación que había oído antes de huir:
- ¿Qué haremos con el niño?
- ¿El niño?... El hombrecito, querrás decir.
- Bueno, eso ahora es igual… ¿Qué vamos a hacer?
- Yo creo que lo mejor es que se quede a vivir con vosotros.
- ¿Con nosotros?
- Es vuestro nieto, ¿no?
- Sí, pero ¿cómo vamos a explicar que tenemos un nieto tan grande del que nunca habíamos hablado?
- ¿Cuál es la versión oficial sobre su madre?
- Que se había…..
- ¡Pedro! ¡Pedro! ¡Que nos hemos dejado la puerta de la habitación abierta y el niño se ha ido!
Tomás se esconde y, cuando todos corren hacia la parte trasera de la casa, sale por la puerta principal y atraviesa el jardín corriendo.
Una chica se sienta a su lado, habla por el móvil, se arregla el maquillaje y marcha. Unos minutos después, el muchacho se da cuenta de que la chica ha dejado una cajita sobre el banco… la coge, la abre… y se queda helado al ver lo que hay dentro… ¡un retrato!... ¡un retrato de aquel hombre!
Un guarda le pide que salga del parque porque es hora de cerrar. Mientras se dirige a la salida, se da cuenta que la presencia de aquel hombre le crea inquietud y seguridad al mismo tiempo, temor y confianza… Se le antoja desconocido y familiar… No quiere verlo pero lo busca… Cuando está lo ignora, cuando no está lo añora…
Oscura noche sin luna. Frío. Tomás camina sin destino. Una mujer se le acerca:
Mujer: ¿Quieres que te haga feliz?
Tomás: ¿No tienes frío?
Mujer: Sí, cielo, pero tú me lo quitarás, ¿verdad?
Tomás: Claro, ¿quieres mi chaqueta?
Mujer: Vaya, que generoso…
Tomás: ¿Qué es una chaqueta comparada con la felicidad que tú me has ofrecido?
Mujer: Ven, entremos en el club.
Ya en la habitación, la mujer lo desnuda.
Mujer: ¿No tienes cartera?
Tomás repasa mentalmente las enseñanzas de su madre sobre las partes del cuerpo: Brazos, manos, dedos, cabeza, piernas, orejas…..
Tomás: No, creo que no tengo cartera… Cartílagos sí, pero cartera creo que no…
Mujer: Vaya, que graciosito. ¿Dónde guardas el dinero….. en esta cajita de maquillaje?..... No, aquí no hay nada….. ¿¡Qué no pensabas pagarme o qué!?
Cuando la mujer sale de la habitación, el muchacho se estira en la cama….. entonces ve al hombre….. pegado al techo….. desnudo….. mirándolo…..
Tomás lo mira durante unos segundos, después le pregunta: “¿Quién eres?” Mientras él pregunta, el hombre mueve los labios y, en silencio, le hace la misma pregunta…..
Nota del autor (es decir, mía)
Hasta ese día, nunca había visto mi imagen, ni espejos ni fotos formaban parte de mi vida… ¿Por qué?... No estoy demasiado seguro, entre historias y excusas solo he podido sacar en claro lo siguiente:
Generación tras generación – tanto por parte de abuelo como por parte de abuela – todos los miembros de mi familia han tenido el cabello y los ojos negros. ¡Orgullo de clan 100%! Mi madre también, pero cometió el error de teñirse de rubio y ponerse lentillas para cambiar el color de sus ojos.
“La niña ha cogido la misma enfermedad que la hija menor de mis tatarabuelos: ¡Se ha vuelto tonta! Tenemos que apartarla de la sociedad inmediatamente”….. Sentencia y pena sin juicio.
En ese momento mi madre estaba embarazada… pero ni ella misma lo sabía.
Nací y me crié en las habitaciones traseras del chalet de los abuelos. Aislado, sin visitas… Solos mi madre y yo… Comida, libros, lápices, discos y otros objetos, aparecían como por arte de magia detrás de aquella fantástica puerta por la que, finalmente, pude escapar.

Tomás

martes, 9 de diciembre de 2014

A la antigua usanza

Ramón, 53 años, arquitecto, lleva 7 meses en paro.
Alicia, 52 años, bióloga, lleva 11 meses en paro y 6 trabajando como señora de la limpieza en un bufete de abogados.
Raúl, 16 años, estudiante, hace 20 minutos que tenía que haber llegado a casa…..
Ramón: ¿A qué hora tiene que llegar el niño?
Alicia: A las 11
Ramón: Pues ya son y veinte…
Alicia: Habrá tenido algún contratiempo.
Ramón: Sí, la cara dura…
Termina el intermedio y la atención de ambos vuelve a la televisión.
23:35h
Alicia: ¿Y si le ha pasado algo?...
Ramón: Pero cariño, si cada fin de semana pasa lo mismo….. Nosotros le ponemos una hora límite y él llega a la que le da la gana.
23:47h
Raúl: Hola, ya estoy aquí… Me voy a la cama… ¡Buenas noches!
Alicia: Pero, hijo, come algo antes de acostarte…
Raúl: Es que estoy muy cansado y, además, me he tomado un par de tapas en “El tío molón”.
Ramón: Raúl, ven un momento… que tenemos que hablar.
El muchacho entra a la habitación donde están los padres.
Raúl: Tengo mucho sueño, ¿no podemos hablar mañana?
Ramón: No, tiene que ser ahora, porque ya estoy cansado de que llegues a la hora que te da la gana y te metas en tu habitación sin ni siquiera molestarte en darnos una escusa…
Raúl: Es que Marisa se ha puesto muy nerviosa porque le han robado el móvil, y me he quedado con ella hasta que se ha tranquilizado.
Ramón: Pues podías haber llamado, ¿no?
Raúl: Es que me he quedado sin batería.
Ramón: Ya… y en “El tío molón” no hay teléfono, ¿verdad?
Raúl: No lo sé… pero tan solo me he retrasado unos minutos, no sé por qué estás tan enfadado.
Ramón: Sí, 47 minutos, para ser exactos… pero no es por eso por lo que estoy enfadado… lo que realmente me pasa es que ¡estoy harto de que hagas lo que te da la gana!, ¡de que utilices esta casa como si fuera un hotel!, ¡de que no respetes las normas!, ¡de que no te importe absolutamente nada de lo que le pasa a tu familia!, ¡de que…
Alicia: Tranquilo Ramón, que no es para tanto… Recuerda cuando tú tenías su edad.
Ramón: Sí, Alicia, es lo que hago, recordar cuando tenía su edad… recordar que siempre llegaba unos minutos antes de la hora, porque un día – cuando tenía 9 años – llegué 8 minutos tarde y mi padre me dio dos azotes con el cinturón, el primero era el castigo por llegar tarde, mientras que el segundo tenía la misión de incrustar en mi personalidad el factor de la puntualidad…desde entonces nunca he llegado tarde a ningún sitio.
Ramón se quita el cinturón mientras dice la última frase….. El pantalón le cae hasta los pies…..

Ramón: ¡Puta crisis!

miércoles, 2 de julio de 2014

Fuera del laberinto


(A mis hijos, Anna y Jan, que desde que nacieron han estado delante y detrás de cada puerta que he cruzado)
Estaba en su casa..... en su cama.....
El sol entraba por las rendijas de la persiana..... Sabía que detrás de la ventana estaba el mar..... sentía su presencia.
Pensaba en el laberinto: Había sido una experiencia muy extraña.....
.....Más tarde, caminando por la orilla del mar, se dio cuenta que había recorrido todo el laberinto y no había conocido a la bruja..... ¿Realmente existía?
.....Caminaba por la orilla del mar, entonces alguien dijo: “¿Estás seguro de que no has conocido a la bruja?”..... Miró a su alrededor y no vio a nadie, pero volvió a escuchar la voz: “¿Seguro que no la has conocido?”..... La oía tan clara y cercana que parecía que saliera de él mismo.....

lunes, 26 de mayo de 2014

La novena puerta

(la número 7, la última..... la puerta abierta)

Sentado en el suelo con las piernas cruzadas miraba la puerta número 7.....
Un gato entró en la sala, miró las puertas durante unos segundos..... después cruzó la puerta abierta.
Desaparecida la cola del gato, el hombre recordó las palabras del perro: “.....pero como perro me sentía más atraído por la puerta número 7, porque ya estaba abierta”.
Pensó en el primer día, en la primera vez que vio aquella sala..... Recordaba que había mirado detrás de la puerta número 7: ¿Qué había visto?
Intentaba recordar: ¿Qué había visto detrás de la puerta número 7?..... Se levantó y caminó despacio hacia ella, la tocó con los dedos y – de la misma manera que el primer día – notó la suavidad del esmalte, la temperatura tibia de la madera, el rítmico y acelerado latido de su propio corazón, el empuje del deseo y la precaución del miedo.....
Estaba a punto de cruzar el umbral de la puerta..... pero paró en seco. Pensó: “Si cruzo la puerta intentando recordar qué había visto detrás de ella el primer día, es casi seguro que me volveré a encontrar en el pasado.....”
Volvió a sentarse en el suelo con las piernas cruzadas, miró la puerta y dijo:
“Apelo a mi derecho de enmienda,
es decir, a mi derecho a vivir el presente.
“Apelo a las palabras de la bruja (lo que hay detrás de la puerta es diferente para cada persona),
es decir: Soy yo, bajo mi responsabilidad, quien cruzará la puerta.
“Apelo, nuevamente, a las palabras de la bruja (.....y es diferente en cada momento),
es decir: Quiero encontrar aquello que hay ahora, no aquello que había cuando llegué ni aquello que habrá mañana”.
Al decir estas palabras escuchó una ovación..... No había nadie, pero notó un aroma a jabón muy familiar..... Se levantó, simuló una especie de reverencia y dijo: “Gracias, señor de las pompas”.
Fue hacia la puerta, la miró, cruzó el umbral..... y se sorprendió..... ¡Había llegado a su casa!
Recordó las palabras del perro: “Cuando crucé la puerta me sorprendí: ¡Había llegado al mismo bosque del que había salido!”..... “Entonces me di cuenta: Yo amaba este bosque y, por tanto, mi felicidad debía estar en él.....”
Pensaba en el perro cuando alguien empezó a silbar..... Escuchó atentamente para saber de dónde provenía aquel sonido..... Lo sentía tan claro y cercano que parecía que saliera de él mismo..... ¡Sí!, estaba silbando..... silbaba, pero no quería amansar a nadie.
Aquella música hizo que recordara..... había perdido la esperanza..... el mundo le caía encima..... quería no existir..... había perdido las ilusiones..... tenía miedo..... necesitaba marchar de su casa..... al salir de la casa se encontró en el laberinto.....
.....Se encontró en el laberinto..... En ese momento recordó que al salir de casa no cerró la puerta..... por suerte, no cerró la puerta.
Se preguntó: “¿Qué habría pasado si hubiese decidido no cruzar la puerta abierta?
Se respondió: “Qué más da..... ¡deja de comerte el coco! La has cruzado y ese hecho no lo puedes cambiar..... puedes volver al laberinto, pero eso no cambiará el hecho de que has cruzado la puerta abierta”.

Después se preguntó: “¿Puedo volver?..... Quiero decir, ¿quiero volver?”.....