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miércoles, 21 de marzo de 2012

Fidelidad canina

Antonio corre ensangrentado por la calle, choca contra una farola y cae, sin conocimiento, al suelo. La gente sigue pasando por su lado, casi sin mirarlo, solo un perro callejero se acerca y empieza a lamerle la sangre - ¿El mejor amigo del hombre? – Antonio estornuda.....
El director grita: “¡Corten!”. Es la cuarta vez que ruedan esa escena: La primera vez, Antonio sonrió al notar la lengua del perro; la segunda, abrió los ojos; la tercera, movió un poco la cabeza y, en la cuarta, va y estornuda.....
El director decide eliminar al perro de la escena, pero el guionista – que además es el autor de la novela – se queja: “¡Imposible! Si quitas al perro te cargas la historia, la compasión de un perro maltratado, abandonado y sucio, es lo único que le queda a Antonio el día de su muerte... Todos lo han abandonado, todos menos el perro que – precisamente – él había abandonado con anterioridad, porque el animal le sigue siendo fiel. En mi novela quiero dejar claro que en realidad los animales son más humanos que los propios humanos, que el perro no es el mejor amigo del hombre sino el único.”
El director suspira y asiente con un gesto de cabeza: “De acuerdo, cortaremos justo antes del estornudo.” Después se dirige al equipo: “Hemos acabado por hoy”.
Pedro – el guionista – entra en un supermercado antes de ir a casa. El perro lo espera fuera. Un niño se suelta de la mano de su madre y se acerca al perro:
Niño: ¡Mira mamá!
Madre: No lo toques, Pablito, ¿no ves lo sucio que está?, debe tener pulgas y a saber dios que más.
Pedro: Tranquila, señora, es que está rodando una película.....
Madre: ¿Es un actor?
Pedro: Sí.
Madre: Aaaay, que mono...
La gente los va rodeando. Una señora mayor se acerca a Pedro con una libreta:
Señora: ¿Le puede decir al perro que me firme un autógrafo para mi nieto?
Pedro: Es que el perro no sabe escribir.
Señora: ¿Que no tiene estudios?
Pedro: Sí, pero los exámenes son orales.
Señora: Aaaaah...
Perro: ¡Guau!
Señora: ¿Qué ha dicho?
Pedro: Que lo siente.
Señora: ¡Qué educado!
Cuando llegan a casa se duchan juntos y se sientan a cenar:
Pedro: Mis novelas no se venden pero, por lo menos, conseguimos que hagas tres o cuatro películas al año...
Perro: Guau, guau.
Pedro: Sí, yo tampoco sé de qué viviríamos.