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jueves, 17 de marzo de 2011

El laberinto (16)

Al cruzar la puerta se sorprendió: ¡Había llegado a su casa!
Recordó las palabras del perro: “Cuando crucé la puerta me sorprendí: ¡Había llegado al mismo bosque del que había salido!”..... “Entonces me di cuenta: Yo amaba este bosque y, por tanto, mi felicidad debía estar en él.....”
Pensaba en el perro cuando alguien empezó a silbar..... Escuchó atentamente para saber de dónde provenía aquel sonido..... Lo sentía tan claro y cercano que parecía que saliera de él mismo..... ¡Sí!, estaba silbando..... silbaba, pero no quería amansar a nadie.
Aquella música hizo que recordara..... había perdido la esperanza..... el mundo le caía encima..... quería no existir..... había perdido las ilusiones..... tenía miedo..... necesitaba marchar de su casa..... al salir de la casa se encontró en el laberinto.....
.....Se encontró en el laberinto..... En ese momento recordó que al salir de casa no cerró la puerta..... por suerte, no cerró la puerta.
Se preguntó: “¿Qué habría pasado si hubiese decidido no cruzar la puerta abierta?
Se respondió: “Qué más da..... ¡deja de comerte el coco! La has cruzado y ese hecho no lo puedes cambiar..... puedes volver al laberinto, pero eso no cambiará el hecho de que has cruzado la puerta abierta”.
Después se preguntó: “¿Puedo volver?..... Quiero decir, ¿quiero volver?”.....

FUERA DEL LABERINTO
(A mis hijos, Anna y Jan, que desde que nacieron han estado delante y detrás de cada puerta que he cruzado)
Estaba en su casa..... en su cama.....
El sol entraba por las rendijas de la persiana..... Sabía que detrás de la ventana estaba el mar..... sentía su presencia.
Pensaba en el laberinto: Había sido una experiencia muy extraña.....
.....Más tarde, caminando por la orilla del mar, se dio cuenta que había recorrido todo el laberinto y no había conocido a la bruja..... ¿Realmente existía?
.....Caminaba por la orilla del mar, entonces alguien dijo: “¿Estás seguro de que no has conocido a la bruja?”..... Miró a su alrededor y no vio a nadie, pero volvió a escuchar la voz: “¿Seguro que no la has conocido?”..... La oía tan clara y cercana que parecía que saliera de él mismo.....

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