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lunes, 17 de enero de 2011

El laberinto (7)

¡Era todo tan extraño!

Iba a cruzar hacia la otra acera cuando notó que alguien le cogía por el brazo mientras gritaba: “Ey, ¿qué no ha visto la señal de peligro? ¡Esta zona es para las embarcaciones, está prohibida la entrada a los bañistas!

Miró a su alrededor: Ninguna embarcación, ninguna playa..... Estaba en la entrada de un parking, en la rampa de acceso para coches.

Cansado y desorientado (física, psíquica y emocionalmente) pensó que lo mejor sería ir hacia el restaurante.

Diferentes realidades... Las mismas zonas de peligro, pero cada uno viviéndolas desde su realidad (para él coches, para la mujer y para el hombre que le gritaba, embarcaciones)..... ¿Diferentes realidades en un mismo espacio y tiempo?..... ¿O quizás era una ciudad sumergida? ¿Cuando te tocas dentro del agua ¿puedes notar si estás mojado?

Cuando encontró el restaurante se dio cuenta que justo al lado estaba la puerta del laberinto.

Miró las dos puertas. Recordó las palabras de la bruja: “Lo que hay detrás de cada puerta es diferente para cada persona..... y es diferente en cada momento”.

Recordó las palabras de la mujer: “¿y has conseguido salir de todas las puertas?

Pensó: “¿Qué debo hacer: Volver al laberinto o ir al restaurante y reencontrarme con aquella mujer?

Volvió a recordar las palabras de la bruja y la pregunta de la mujer.

Volvió a pensar: “Si cruzo la puerta del laberinto quizás no volveré a ver a la mujer pero, si voy al restaurante, quizás después no encuentre la puerta del laberinto..... ¿Qué debo hacer?”

Estaba indeciso, se repetía la misma pregunta una y otra vez: “¿Qué debo hacer?..... Se hizo tantas veces la misma pregunta que cuando se dio cuenta habían desaparecido las dos puertas.....

Sí, una vez más, había olvidado aquella pregunta tan simple: ¿Qué me gustaría hacer ahora?


NINGUNA PUERTA

Ninguna puerta.....

Se sintió bloqueado..... No podía ir hacia delante..... Ninguna puerta..... No podía ir hacia atrás.....

Sintió cansancio.....

La mujer pasó por su lado sin decirle nada..... Fue hacia el lugar donde había estado la puerta del restaurante, hizo un movimiento con la mano izquierda (como si abriera una puerta) y desapareció.

Pensó en las palabras que la bruja le había dicho al perro: “El tiempo que pases dentro del laberinto depende de uno mismo”. Recordó la pregunta de la mujer: “¿Y has conseguido salir de las dos puertas?”

Miró hacia el lugar donde había desaparecido la mujer. Involuntariamente repitió: “Depende de uno mismo”..... Entonces gritó: “¡¡Quiero salir de aquí!!”..... y en ese momento se dio cuenta que estaba en una habitación con dos puertas..... Las miró y las reconoció: eran las puertas que habían desaparecido, la del restaurante y la del laberinto.....

.....Sólo dos puertas.....

Estaba claro, la única manera de salir de aquella habitación era tomar una decisión..... Sintió el bloqueo..... Sintió el cansancio.....

Se durmió..... Soñó que se pillaba los dedos con una puerta.....

.....Bloqueo..... Cansancio..... Bloqueo.....

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