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viernes, 21 de enero de 2011

¿El cartero siempre llama dos veces? (C)

Decían que el cartero siempre llamaba dos veces.....
Hace tiempo de eso y, hace tiempo también, que los niños de mi generación fantaseábamos con las posibilidades que se escondían detrás del nuevo siglo: ¡El año 2000!... Todo un reto.
Nos hicimos una idea demasiado errónea de lo que pasaría en el año 2000..... Nos equivocamos mucho, por suerte.
A veces acertamos el concepto, pero no la forma, como es el caso de los ordenadores domésticos (que empezaban a aparecer en alguna casa y en alguna que otra película).
¡Los ordenadores! Nos imaginamos todas las viviendas llenas de grandes máquinas que nos facilitarían la vida e, incluso, la posibilidad de una locura informática que culminaría con el control de la máquina sobre el ser humano..... Nos equivocamos en la forma: no son máquinas grandes, son pequeñas..... ¿Nos equivocamos en el concepto?
Otras veces acertamos la forma, pero no el concepto, como es el caso de los medios de comunicación de masas: La radio, que para nosotros era una cosa que siempre había existido (había anécdotas muy antiguas); la televisión, que ya la teníamos en casa o, por lo menos, conocíamos a alguien que la tenía; los vecinos cotillas, que han existido y existirán siempre..... Es cierto que no habíamos pensado que dejarían de existir en el año 2000, pero tampoco habíamos pensado lo contrario: simplemente no pensamos en ellos (¿Es posible estar al día de lo que pasa a nuestro alrededor sin la mediación del cotilla de turno?).
¡Los medios de comunicación! Una buena radio y una buena televisión (en color, claro) en todas las casas. Acertamos más o menos la forma (una o más por casa o habitación, con un diseño que podríamos llamar familiar). Pero, me parece (opinión personal), que no acertamos el concepto: ¿Realmente comunican?
¡Hombre!, bien mirado, quizás si que comunican..... lo que pasa es que, quizás, yo me había imaginado una comunicación con más calidad y, actualmente, tengo la sensación de que lo que hago es escuchar al cotilla de turno de la comunidad de vecinos mundial..... Es una opinión personal y, posiblemente, excesivamente individualista, porque la audiencia no es poca.
En ocasiones no acertamos ni la forma ni el concepto, como es el caso de la ropa y los alimentos. Por suerte, en estos temas, no acertamos ni por casualidad: Ni utilizamos diariamente ropa de lycra muy ajustada ni nos tragamos una pastilla con gusto de paella a la hora de comer..... a veces, nos tragamos cosas peores pero, por lo menos, masticamos durante un rato.
Una cosa que nos preocupaba bastante en la década de los 70 era la edad: En el año 2000 seríamos viejos, tan viejos como nuestros padres..... Y, ya ves, los hay que todavía viven con sus padres (en aquel tiempo solo eran padres, ahora son padres/madres, niños/as o hijos/as); los hay que han vuelto a casa de sus padres (con los hijos); otros han intensificado – de una manera insospechada – la convivencia con padres y suegros..... ¡Sí!, la Gran Era Tecnológica no sería sostenible sin la existencia de los “abuelos-canguros”.
Pues sí, acertamos la edad que tendríamos, se trataba de un simple cálculo matemático. Pero, quizás, no pensamos que tener los mismos años que nuestros padres implicaría, en muchos casos, ser padres..... Pero eso era igual, porque las escuelas, los profesores de carne y huesos y, por tanto, el gasto económico de principio de curso, no existirían: Todo estaría dentro de un ordenador, es decir, habría un horario flexible, una libertad horaria que aboliría la condena del eterno madrugar.
.....Era un juego, un juego de imaginación libre que se desarrollaba y enraizaba dentro del régimen franquista..... ¿Era un intento de huir de la realidad?
Y – envolviendo el juego evolucionista de la imaginación tecnológica – la canción protesta y los gritos de “haz el amor y no la guerra” se abrían paso en una sociedad que respetaba la guerra y prohibía el amor.....
Fuimos creciendo y, chino-chano, llegó el año 2000..... Podía haber llegado como cualquier otro año (1987, 1999) pero, ¡hostias!, nos lo habíamos currado mucho de pequeños, no podía ser tan fácil, tenía que pasar algo..... Y –¡pensado y hecho! – no se sabe bien bien cómo, alguien corrió la voz de alarma: ¡¡La amenaza del efecto 2000..... Con la última uva, el Mundo se sumergiría en el caos total!!  
Los expertos en informática pasaron a ser dioses.....  ¡Hicieron su agosto con el efecto 2000!
En esos días, también se abrió la discusión sobre cuando empezaba el siglo y el milenio..... En este sentido cada uno daba su opinión pero nadie conseguía convencer a nadie. En el año 2001 se acabó la polémica: Todos vivíamos en el mismo siglo y en el mismo milenio.
Y así, ante la simplicidad del año 2000, en comparación con aquello que nos habíamos imaginado, volvemos al título del escrito: “¿El cartero siempre llama dos veces?”..... Porque, seguramente, nadie había imaginado un mundo sin carteros, no sabíamos nada de los e-mails en ese tiempo.....
Tengo que admitir, sin embargo, que la misma oficina de correos apuesta fuerte por las nuevas tecnologías, porque no es que el cartero haya dejado de llamar dos veces sino que a veces no llama durante muchos y muchos días, lo cual hace que acabemos utilizando el correo electrónico, el fax o el mensajero.....

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