Salió de
la puerta número 1 y entró por la número 5.
Miró a su
alrededor y se estremeció al comprobar que no había nada..... estaba rodeado de
nada.
De pronto
notó una presencia..... Había algo, en medio la nada, había alguna cosa..... se
giró y lo vio..... aquello le era extremadamente familiar.....
Sí, era
demasiado familiar, sorprendido y extrañado preguntó:
Hombre: ¿Dónde
estoy?
Aquello: ¿Dónde
crees que estás?..... ¿A dónde querías ir?
Hombre: Quería
ir a ver a carla y a su abuelo..... pero esto no es la casa.
Aquello: Quizás
sí, quizás no..... al fin y al cabo, querías ir al pasado..... y es donde has
llegado.
Hombre: Yo no
quería ir al pasado, había quedado con ellos para cenar..... ¡Me parece que has
metido la pata!
Aquello: ¡Ah!
Perdona, es que estoy poco fino..... esto no es el pasado, quería decir que es
el futuro..... pero el futuro tampoco existe.
Hombre: Ya sé
que el futuro no existe..... existirá, pero no existe..... Pero, en este momento,
eso no tiene ninguna importancia, el
caso es que son las nueve, la hora de cenar, y yo había quedado con ellos
exactamente para cenar, por tanto, quería ir al presente: ¡¡Ni al pasado ni al
futuro!!
Aquello:
Bien..... así..... quiero decir..... que lo que tienes que hacer es.....
recordar las palabras de la bruja..... Sí, ¡eso es! recordar las palabras que
la bruja le dijo al perro.
Hombre:
¿Cuáles, exactamente?
Aquello: A
ver.....
Hombre: ¡Ah!
Ahora caigo – dijo el hombre con una sonrisa irónica – “Las señales las encuentras si las buscas”.
Aquello: ¿Las
señales las encuentras si las buscas?..... ¿Por qué crees que son estas las
palabras que tienes que recordar?
Hombre: Porque
tengo la sensación que esto que ha pasado es una señal – o un indicio – de que
las brujas también se equivocan.
Aquello: Pues,
no sé.....
Hombre: Bien,
ahora saldré y volveré a entrar..... espero que en el segundo intento todo esté
bien.
Al cruzar
la puerta por segunda vez sintió la voz de Carla:
Carla: ¡Hola!
Hombre: Hola
Carla, ¿cómo estás?
Carla: Muy
bien. Hoy hemos hecho un plato especial.
Hombre: ¿Ah,
sí? ¿Qué habéis hecho?
Carla:
Garbanzos, ¿te gustan?
Hombre: ¡mmmm!
¡Me encantan!
Carla: Al
abuelo y a mí también..... y a mi padre..... mañana le llevaremos unos cuantos,
si nos quieres acompañar.....
Hombre: ¿A tu
padre?
Carla: Sí, no
vive con nosotros..... pero le gustan mucho los garbanzos.
Cenaron.
Fue una cena muy agradable. Después el hombre se fue a la sala de las puertas,
se encontró con la mujer de la limpieza y hablaron:
Mujer: ¿Cómo
llegaste al laberinto?
Hombre: No lo
sé.
Mujer: ¿No lo
sabes?
Hombre: No.....
Mujer:
¿Conoces a la bruja?
Hombre: No.
Mujer: ¡Caray!
¡Qué divertido!
Hombre: ¿Qué es
divertido?
Mujer: No
sé..... que estés aquí sin saber cómo has llegado y sin conocer a la bruja.
Hombre: ¿Qué
quieres que te diga?..... a mí, más que divertido, me parece extraño..... Me
gusta, pero lo encuentro extraño..... Al principio me daba un poco de
miedo..... ¿Crees que puedo tener problemas por el hecho de no saber cómo he
llegado?
Mujer: ¿Problemas?
Hombre: Quiero
decir que, si no sé cómo he llegado..... quizás no sepa cómo marchar.....
Mujer:
Recuerda que “El tiempo que pases dentro
del laberinto depende de ti mismo”.
Hombre: Es
verdad, gracias por recordármelo..... Ahora creo que necesito descansar unas
horas, ¡buenas noches!
Mujer: ¡Buenas
noches!
Durmió. Al despertar tenía la sensación de haberlo hecho durante horas,
pensó: “Si estuviera en casa el sol
entraría por las rendijas de la persiana”..... Pensó en su casa..... pensó
en el sol..... pensó en el mar..... hacía tiempo que no veía el mar, lo echaba
de menos..... la mujer había visto el mar detrás de la puerta número 9, pero él
no, él había vito una ciudad.....
Pensaba en el mar cuando escuchó la voz de Carla:
Carla: ¡Tengo
muchas ganas de ver a papá!
Abuelo: Ya lo sé, pero no corras que no te puedo seguir.
La niña miró al hombre y preguntó:
Carla: ¿Ya has
decidido si vendrás con nosotros?..... Creo que mi padre te gustará.
Hombre: La
verdad es que no he pensado.....
Abuelo: Pues
tendrá que pensar rápido, ¡porque Carla tiene mucha prisa!
Carla: Es que
cuando la bruja me dijo que papá estaba en la puerta número 8, me puse muy
contenta..... ¡Me gusta esa puerta!
El hombre
miró la puerta número 8. Le pareció que alguien silbaba detrás de aquella
puerta..... Carla corrió hacia el silbido: “¡Es
papá! Corre abuelo, que le tenemos que dar los garbanzos.
¡Sí!,
detrás de la puerta número 8 estaba el silbador..... o el hombre lobo.....
Carla corrió a abrazarlo y darle un beso:
Silbador: Te he
echado mucho de menos.....
Carla: Yo a ti
también..... Hemos traído garbanzos.
Silbador: ¡Umm!
¡Qué bien!..... ¡Hola padre!
Abuelo: ¡Hola
hijo!..... Tienes muy buena cara.
Silbador: Sí, me
encuentro bien..... Tenía muchas ganas de veros – y mirando al hombre, añadió – ¡Hola!, otra vez.
Hombre:
¡Hola!..... Realmente, ha sido una sorpresa saber que eres el padre de Carla.
Pasaron
el día juntos. Al atardecer el silbador marchó. El hombre, el abuelo y Carla se
sentaron a mirar la luna..... ¡La luna llena!
Entrada
la noche, un lobo se unió al grupo..... Carla lo acarició, el hombre se apartó
hacia un lado..... La niña sonrió y dijo:
Carla: No
debes tener miedo, los lobos sólo atacan cuando tienen hambre..... ¡y éste ha
comido muchos garbanzos!
Hombre: Cuando
tienen hambre..... o cuando los molestan.
Carla: No es
exactamente cuando los molestan..... es cuando se sienten amenazados.....
cuando alguien quiere hacer daño a su familia..... bueno, a su manada: su
familia, sus amigos..... Lo que pasa es que papá se equivoca a menudo cuando
dice esta frase, ¿verdad, papá?
El lobo
puso la cabeza sobre las piernas de la niña y se dejó acariciar.
Por la
mañana, cuando el hombre abrió los ojos, se dio cuenta que el silbador había
vuelto:
Hombre: ¡Buenos
días!..... Veo que todavía silbas.
Silbador: Sí, ya
te había dicho que me gustaba silbar.
Hombre: Sí.....
pero me ha parecido que la música era diferente.....
Silbador: Porque
ahora silbo porque me gusta..... no quiero amansar al hombre.....
Hombre: Me
gustó mucho la música de ayer.
Silbador: Sí.....
cuando estoy con Carla mi música es diferente, más viva, más yo..... y si,
además, aparece con mi padre y un buen amigo, como esta vez, este efecto
todavía es más fuerte.
El hombre
sonrió..... ¡Un amigo!.....
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