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miércoles, 8 de febrero de 2012

De la infancia

De pequeña – ¡uf! ¡Cuántos años! – soñaba con visitar dos ciudades: París y Venecia. Unos años después – supongo que por mi relación con los cantautores de la Nueva Trova Cubana y el recuerdo de una lectura del “cole” en la que un niño le preguntaba a su madre que por qué en ese mapa de España no aparecía Cuba – La Habana pasó a formar parte de mis lugares soñados.
Bien, París ya lo conozco... ¡aunque no me importaría volver! La Habana, bueno, es un sueño posterior, así que todavía puede esperar y Venecia...
Cuando decía en casa que quería ir a Venecia, mi padre siempre me cantaba “Venecia sin ti”... Supongo que la repetición continua de su respuesta tendría que haber dado lugar una rabieta con pataleta incluida pero, teniendo en cuenta el oído que tenemos los García de Sola, acababa en risas.
Ahora, tantos años después, el sueño de Venecia vuelve a coger protagonismo. Así que si alguien está pensando en ir que me lo diga, porque como decía mi padre: “Venecia sin ti (o sea, sin mí) no es lo mismo para mí (o sea, para ti)”.
Pues eso, intentad realizar algún sueño durante este año que, como es bisiesto, tenemos un día más para conseguirlo.

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