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domingo, 8 de mayo de 2011

Carta en la lluvia

Hoy he recibido un e-mail de una amiga con la que hacía tiempo que no hablaba. Me pedía si podía colgar en el blog una carta que había escrito y enviado por correo electrónico a su hijo – “No sé si todavía tiene esa dirección” – por si algún día entraba y la leía.
Carta en la lluvia
Llueve...
Ya ves, hijo mío, ahora mirando la lluvia me pregunto cómo debes estar... Vagando por esas tierras lejanas de Barcelona.
Hoy cuando llegues a casa no encontrarás un plato de sopa caliente en la mesa pero, a cambio, encontrarás un e-mail tibio en la bandeja de entrada de tu correo electrónico... Puedes venir a buscar el plato de sopa cuando quieras.
En la espera tus hermanos se han hecho mayores, pero no te preocupes, porque ellos no olvidan fácilmente, así que – pase lo que pase, te guste o no – ¡tendrás hermanitos para toda la vida!
¿Ya te alimentas bien?
Esta mañana se nos ha escapado el perro. Después de buscarlo durante más de dos horas por todo el pueblo, nos hemos acordado que no tenemos perro... y lo hemos dejado de buscar: ¡Qué tranquilidad!
¿Ya te abrigas bien?
Ayer me encontré por las escaleras al vecino del quinto segunda, el que vive por encima del edificio, ¡sí hombre! aquel que iba al colegio contigo, ¿te acuerdas? Pues resulta que su hermano, el que era monaguillo, ha hecho voto de castidad y su mujer, ni corta ni perezosa, primero se hizo lesbiana y después monja budista, o alguna cosa por el estilo... El caso es que ahora lleva la cabeza rapada, cosa que no le queda nada bien porque, como tú ya sabes, siempre ha tenido las orejas y la nariz muy grandes y con ese peinado, o no peinado, todavía se le ven más (¡tan guapa que era su madre!...).
Cuídate mucho y no dejes de enviarnos noticias tuyas.
¡Un beso de tu madre y tus hermanos que te quieren!
Luisa Porta

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