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miércoles, 13 de abril de 2011

El contable (H/P)

“Hace exactamente 9 años, 11 meses, 27 días, 2 horas, 18 minutos y 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14.....”
Esas fueron sus últimas palabras, después subió al tren y siguió su camino.
Hoy he vuelto a ver a don Pedro, estaba sentado en un banco, junto al estanque de los patos: “57, 58, 59, 60. Hace exactamente 10 años, 2 meses, 3 días, 7 horas, 20 minutos y 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13.....”
Don Pedro era contable en una fábrica de relojes. Era puntual, educado, aseado y buen trabajador. Cuando le llegó la jubilación sintió la necesidad de demostrarles a todos que él todavía era una persona válida para la contabilidad.
Desde que recogió las cosas de su despacho empezó a contar el tiempo..... el tic-tac de su jubilación.
No hablaba con nadie, compraba en supermercados para no tener que pedir las cosas, si no encontraba algo en una estantería no lo compraba, cuando comía seguía contando mentalmente..... ¿Cómo contaba cuando dormía?
Aunque no dormía demasiado – cuatro o cinco horas al día – durante ese tiempo utilizaba un cronómetro que había diseñado él mismos, cuando abría los ojos lo primero que hacía era mirar el tiempo que había pasado y sumarlo con espectacular rapidez.
Estaba orgulloso de su hazaña porque sabía que ningún contable jovencito era capaz de superarlo.
El primer problema con el que se encontró en su nueva vida de contable del tiempo, fue el día que adelantaron una hora, él la sumó sin ningún problema pero – como buen contable – sabía que la operación no era correcta aunque el resultada sí lo fuera...... Unos meses después cuando atrasaron una hora volvió a encontrarse cómodo en su trabajo de contable honrado.
No rió cuando supo que los tres contables que lo sucedieron fueron puestos de patitas en la calle por no llevar al día la contabilidad y tampoco rió cuando la fábrica cerró por la mala gestión del cuarto contable..... simplemente siguió contando.
Un pato se sube al banco donde don Pedro está sentado, lo escucha con atención – sin pestañear – durante 7, 8, 9, 10, 11 segundos, después dice “cua”, salta al suelo y se va moviendo la cola. Don Pedro sonríe y sigue contando.
Helena

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