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sábado, 19 de noviembre de 2011

Futuro presente

Abre la puerta intentando no hacer ruido. Camina de puntillas hasta la habitación y se mete en la cama.
Cada noche, cuando llegaba a casa, hacía el mismo ritual..... Aunque vivía completamente sólo.
Cada noche, ya en la cama, tanteaba sobre la mesita buscando las gafas..... Era igual que las gafas no estuvieran bien graduadas o que fueran de sol, porque la oscuridad de la  habitación era absoluta.
Cada noche cogía el libro que había dejado debajo de la almohada y lo abría por la página marcada..... No tenía ninguna importancia si el punto del libro había caído o si estaba boca abajo..... o en blanco, porque no tenía intención  de leerlo.
Cada noche el mismo ritual de futuro..... porque sabía que un día se casaría, sabía que entonces tendría que abrir la puerta sin hacer ruido y entrar de puntillas hasta la habitación..... porque no podría controlar su necesidad de pasear por las noches.
Cada noche el mismo ritual de las gafas y el libro..... porque sabía que cuando intentara leer después del paseo, su esposa se sentaría en la cama y empezaría a hacerle preguntas: “¿De dónde vienes? ¿Con quién has estado? ¿Qué has hecho? ¿Has bebido?.....”
Ante la falta de respuestas, la mujer se enfadaría, discutirían y se pondrían a dormir sin leer..... y sin otras cosas.....
.....Felipe no se casó nunca, pero su miedo a no estar preparado lo llevó a no disfrutar ni una sola noche de su vida.
Armando – hermano pequeño de Felipe, educado por los mismos padres y con las mismas manías sobre el ritual de futuro – se casó con una mujer que no le hacía preguntas sobre sus paseos: ¡Caminó y leyó mucho en sus noches!..... ¡Y otras cosas!.....
Alicia – hermana mayor de Felipe, educada por los mismos padres pero con el ritual de futuro invertido – se casó con un hombre al que no le gustaba pasear. El matrimonio duró dos meses, porque el marido no podía aguantar las continuas reprimendas nocturnas..... por una cosa que no había hecho.
Don Elías y doña Carmen – padres de Felipe, que educaron a sus hijos según su propia experiencia – discutieron y durmieron enfadados todas las noches de su largo matrimonio..... De hecho, los tres hijos eran adoptados (¡Ellos se lo perdieron!).

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Los próximos días serán originales

Era un señor bien original. Los cabellos verdes le caían por la espalda formando una especie de aleta que contrastaba, en color y apariencia, con las escamas rosas que cubrían la mayor parte de su cuerpo.
Aquel hombre era el origen. Con su manera de hacer las cosas, consiguió que la gente de su alrededor dejara de darle importancia a las cosas materiales y empezara a disfrutar de los momentos de felicidad. Con su llegada se originaba – en el pequeño pueblo en el que se instaló – lo que hoy conocen con el nombre de La Era de la Sonrisa Sincera”.
Por otro lado, en el cajón de la mesita de noche de aquel señor, se encuentra el original de la obra “Los sirenos también existen”, que contiene los dibujos hechos a mano por el mismo autor.
Os deseo que los próximos días sean originales (diferentes de los otros), activadores del origen de la mejor época de vuestras vidas y que vuestros proyectos originales (los que todavía no han salido de vuestro interior) nazcan con vuestras propias palabras, acciones, objetivos y finalidades.
B. Posa’tBé

miércoles, 9 de noviembre de 2011

12 días

El tren pasa por la estación sin parar. Las personas que lo estaban esperando se miran desconcertadas. Una voz masculina sale de los altavoces: “Durante los próximos 12 días estará prohibido entrar o salir del pueblo”.
La gente mira a su alrededor, cabreada, desorientada... miran la hora... preguntan al de al lado que qué han dicho...
La chica que llevaba diez minutos en el banco – intentando memorizar autores y obras del Renacimiento – cierra el libro, se levanta y grita: “¡Bien! ¡Doce días de vacaciones!”
Un tren pasa en dirección contraria... y tampoco para. La voz repite: “Durante los próximos 12 días estará prohibido entrar o salir del pueblo”.
Pasado los doce días, los trenes vuelven a circular con normalidad. Aunque han corrido toda clase de rumores, nadie sabe con seguridad la causa de la prohibición pero, ahora que todo sigue como antes, ¿qué importancia tiene?
Helena

martes, 8 de noviembre de 2011

Indiana Jones y la Primera Cruzada

El chavalillo se mueve por el escenario sin decir nada. El público – pensando que el silencio formaba parte del monólogo – ríe y aplaude.
Sentada en la primera fila, su madre adoptiva parece ser la única consciente de que algo no va bien..... El silencio es demasiado largo y los movimientos de Toñito no son nada naturales.
Dispuesta a ayudarle, la madre saca una flauta del bolso y empieza a tocar la música de Indiana Jones. El muchacho la mira, palidece y se desploma..... Los espectadores, ahora en silencio, miran a la señora que no deja de tocar la flauta.
El presentador del programa pregunta si hay un médico entre el público. Una muchacha sube al escenario y dice: “Mi abuelo era médico”, se pone de rodillas junto al chaval, le toca la frente, mira al presentador y dice: “No sé que le pasa”, baja del escenario y vuelve a su asiento.
Entre el director del programa y un cámara retiran el cuerpo del escenario. Las personas del público van abandonando sus localidades mientras la madre sigue tocando la flauta.
Un mes y medio después del accidentado debut de Toñito, el vídeo, “Monólogo sin palabras”, sigue recorriendo todos los canales de televisión (nacionales e internacionales).
Actualmente, Toñito, su madre adoptiva y la nieta del médico (que no tenía nada que ver con los otros dos), viven de las exclusivas.....

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Esta semana será ideal

Lo ideal de un pensamiento ideal es que deje de ser pensamiento y que deje de ser ideal..... Es decir, que deje de ser una idea y pase a ser una realización, un hecho real.
Te invito a que durante toda esta semana – antes de dormir o cuando te despiertes – pienses qué cosa ideal quieres hacer realidad ese día..... y que lo hagas, ¡claro! (no hace falta que sean grandes cosas, las pequeñas ya pueden llenarnos mucho).
Para hoy, como supongo que ya te has levantado, te sugiero algunas propuestas para que elijas una:
  1. Llama a esa persona a la que hace tiempo que quieres llamar... pero nunca encuentras el momento.
  2. Para cenar prepárate aquel plato que te encanta pero que hace tiempo que no lo haces porque es un poco laborioso.
  3. Date un baño de espuma.
  4. Ves a caminar durante media hora.
  5. Estírate en el sofá a leer o escuchar música durante un buen rato.
¡Busca tu pensamiento ideal diario y realízalo!
B. Posa’tBé
P.D.: Cuando acabe la semana, si te ha ido bien, sigue buscando el pensamiento ideal diario que quieras realizar.

lunes, 24 de octubre de 2011

Tengo

“Tengo una cueva, un manzano, un cerezo, una morera, un río de 5 metros de largo por 2 de ancho muy caudaloso, un pozo de 27 centímetros de profundidad y 3 metros de arco-iris que me regaló un unicornio.”
Me mira sonriendo y, como si adivinara lo que estoy pensando, dice: 27 centímetros de profundidad está bien”.
Una vez más – sonriendo  y como si supiera lo que estoy pensando – vuelve a hablar: “Si vienes mañana, conocerás al unicornio”.
Como podéis imaginar, volví al día siguiente. El muchacho jugaba con el animal. Los miro durante unos segundos y digo: “No es un unicornio... es un toro”.
El chico me mira asombrado: “Sólo tiene un cuerno... Es un unicornio”.
El unicornio se acerca y pone sobre mi mano un cristal que llevaba en la boca, después se echa hacia un lado y, al contactar con el sol, del cristal se desprende un arco-iris.
El muchacho me mira sonriendo: “Tenemos lo que queremos tener”.
Helena

domingo, 16 de octubre de 2011

El reloj atómico

Alberto tenía once años cuando supo de la existencia del reloj atómico de San Fernando, de su exactitud y de su control sobre el horario nacional.
Así, a esa temprana edad, decidió su futuro: “De mayor seré científico y trabajaré en el observatorio de San Fernando”.
A Alberto, en realidad, no le interesaba la exactitud..... lo que le interesaba era el control.
Pero la intención del futuro científico no era controlar a las personas sino controlar el reloj y crear lo que él llamaba el tiempo niño.
Así cada tarde, cuando acababa los deberes (sabía que tenía que estudiar mucho para ser un buen científico), hacía cálculos y más cálculos para cuadrar el horario ideal que definiría el tiempo niño.
Sus primeras anotaciones fueron:
El día está dividido en 24 conjuntos de 60 unidades cada uno.
      24
   x 60
      00
  144
  1440 unidades
A los conjuntos los llamaré horas y a las unidades minutos.
Después de estas anotaciones miró por la ventana y contó hasta 1440. Mientras lo hacía se aburrió 6 veces, pero sabía que un buen científico no podía abandonar la investigación por causas tan triviales como ésta.
Al día siguiente anotó:
Distribución de las actividades por horas:
De 9 a 17 estoy en el cole = 8 horas
De 17 a 18 vuelvo del cole y meriendo = 1 hora
De 18 a 21 voy a inglés o futbol, hago los deberes, miro la tele y me ducho = 3 horas
De 21 a 22 ceno, me lavo los dientes y me voy a la cama = 1 hora
De 22 a 8 leo, no puedo dormir, me duermo, me despiertan, no me puedo despertar, me encienden la luz y me destapan, me despierto y me levanto = 10 horas
De 8 a 9 desayuno, me visto, me lavo la cara y voy al cole = 1 hora
8+1+3+1+10+1=24 ¡Exacto!
El tercer día anotó:
60x8=  480
60x1=    60
60x3=  180
60x1=    60
60x10=600
60x1=    60
          1440 ¡Exacto!
Muchas páginas después las anotaciones seguían así:
De 9 a 17 las horas deberán durar 45 minutos. Sobrarían 15 minutos de cada hora.
15x8=120 minutos
De 17 a 18 la hora durará 90 minutos. Me faltan 30 que cogeré de los 120 que me sobraron antes.
120 –30=90 minutos
De 18 a 21 la hora de inglés y futbol seguirá durando 60 minutos, las otras dos horas durarán 75 minutos. Faltarán 15 minutos de cada hora que cogeré de los 90 que tengo guardados.
15x2=30
90 –30= 60 minutos
 De 21 a 22 la hora durará 90 minutos. Faltarán 30 que cogeré de los 60 que me quedaban.
60 –30= 30 minutos
Así – teniendo claro cuanto debería durar cada hora desde las 9 de la mañana hasta las 10 de la noche, y con 30 minutos de sobra según el horario actual – Alberto estuvo tres semanas sin hacer ninguna anotación, ya que debía controlar cuáles eran las horas que no podía dormir para hacerlas más cortas que las otras en las que realmente dormía, porque así descansaría más y mejor.
En su última anotación se puede leer:
Los 30 minutos que me sobran los pondré de 7 a 8, porque todavía me cuesta mucho despertarme.
Cuando controle el reloj atómico y su exactitud no esté relacionada con el tiempo real sino con mi distribución horaria, le pediré al Rey que obligue a los padres a dejar que los niños vean un vídeo antes de dormir (de 22 a 24), porque así no tendrán problemas para conciliar el sueño (si no me hace caso, acortaré las horas en las que está con la Reina para que no pueda ser feliz).
Alberto creció, estudió una carrera de letras, se casó, tuvo hijos y, en la actualidad, se queja del nuevo horario de los colegios: “Pero ¿cómo pueden quitar una hora del horario escolar?”