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lunes, 24 de octubre de 2011

Tengo

“Tengo una cueva, un manzano, un cerezo, una morera, un río de 5 metros de largo por 2 de ancho muy caudaloso, un pozo de 27 centímetros de profundidad y 3 metros de arco-iris que me regaló un unicornio.”
Me mira sonriendo y, como si adivinara lo que estoy pensando, dice: 27 centímetros de profundidad está bien”.
Una vez más – sonriendo  y como si supiera lo que estoy pensando – vuelve a hablar: “Si vienes mañana, conocerás al unicornio”.
Como podéis imaginar, volví al día siguiente. El muchacho jugaba con el animal. Los miro durante unos segundos y digo: “No es un unicornio... es un toro”.
El chico me mira asombrado: “Sólo tiene un cuerno... Es un unicornio”.
El unicornio se acerca y pone sobre mi mano un cristal que llevaba en la boca, después se echa hacia un lado y, al contactar con el sol, del cristal se desprende un arco-iris.
El muchacho me mira sonriendo: “Tenemos lo que queremos tener”.
Helena

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