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domingo, 5 de diciembre de 2010

Tema de la semana (C)

A veces pasan cosas que dinamizan o, por lo menos, interfieren en la vida cotidiana de los habitantes de un pueblo.
El relato que sigue, es uno de los muchos episodios que se produjeron en un pequeño pueblo del Maresme (costa de Barcelona)..... Un pueblo tranquilo con una administración de lotería que tuvo la suerte de vender el número premiado en la Lotería del Niño.
Algunos vecinos habían comprado lotería, otros no. De los que compraron, a unos les tocó, a otros no..... Pero, independientemente de lo que hubiese hecho cada uno, lo cierto es que absolutamente todos recibieron llamadas y/o mensajes tipo: “¿Eres rico?”
Algunos de los que no se habían hecho ricos intentaron (intentamos) seguir con su vida cotidiana, ignorando las llamadas de todos aquellos que ahora intentaban vender cualquier cosa por teléfono: calefacción, aire acondicionado, enciclopedias, chalets, viajes, tratamiento del agua del grifo para que fuera más potable, medicamentos milagrosos..... Es decir, las llamadas de aquellos que intentaban cubrir las necesidades básicas que, antes de ser ricos, no nos eran necesarias.
.....Y a una vecina de aquel pueblo, una de aquellas que había decidido seguir con su vida cotidiana, le pasó lo siguiente:
Paseaba por la orilla del mar.....
Caminó hacia delante..... después, siguió sus huellas y volvió al principio: “He deshecho lo que había hecho – pensó – así que ahora todo debe ser igual que antes”.
Rió de la tontería que acaba de pensar. Le gustaba pensar tonterías, porque le gustaba reírse.
Siguió caminando y se cruzó con un señor que llevaba una camisa de cuadros, no era la primera vez que lo veía, así que lo saludó..... No era la primera vez que lo saludaba, el hombre también la saludó..... Después, el hombre, subió a una roca y gritó: “¡Soy un ángel!”
Se imaginó al hombre con sexo dudoso (porque de todos es sabido que la duda es el valor más importante del sexo de los ángeles) volando con su gorra y sus alas de cuadros..... Rió, fuerte, muy fuerte. Pensó: “Debo estar soñando..... Eso es demasiado tonto..... incluso podría llegar a ser una pesadilla”.
Escuchó el silbato del tren y volvió a la realidad. ¡Uf!
.....Miró hacia la roca y vio al hombre: De pie, con unas alas grandes y perfumadas, con una brillantez exagerada, con una sonrisa seca pero angelical.....
Pensó: “Me he muerto y he ido a parar al cielo o al infierno de los tontos”.
El hombre grito desde la roca: “Soy tu ángel de la guarda”.
Ella: No puedes ser mi ángel de la guarda, yo ya tengo uno.
Ángel: Querrás decir que tenías otro ángel..... Ara soy yo, me ha tocado la lotería y le he comprado el puesto.
Ella: Eso no puede ser.
Ángel: ¿Por qué no puede ser?
Ella: Porque no me lo creo – y gritando añadió –  ¡No creo en ti!
El ángel desapareció.....
Moraleja: No hagas una pesadilla de tu vida
               porque no hayas comprado lotería.

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