Ramón, 53
años, arquitecto, lleva 7 meses en paro.
Alicia,
52 años, bióloga, lleva 11 meses en paro y 6 trabajando como señora de la
limpieza en un bufete de abogados.
Raúl, 16
años, estudiante, hace 20 minutos que tenía que haber llegado a casa…..
Ramón: ¿A qué
hora tiene que llegar el niño?
Alicia: A las
11
Ramón: Pues ya
son y veinte…
Alicia: Habrá
tenido algún contratiempo.
Ramón: Sí, la
cara dura…
Termina
el intermedio y la atención de ambos vuelve a la televisión.
23:35h
Alicia: ¿Y si
le ha pasado algo?...
Ramón: Pero
cariño, si cada fin de semana pasa lo mismo….. Nosotros le ponemos una hora
límite y él llega a la que le da la gana.
23:47h
Raúl: Hola,
ya estoy aquí… Me voy a la cama… ¡Buenas noches!
Alicia: Pero,
hijo, come algo antes de acostarte…
Raúl: Es que
estoy muy cansado y, además, me he tomado un par de tapas en “El tío molón”.
Ramón: Raúl,
ven un momento… que tenemos que hablar.
El
muchacho entra a la habitación donde están los padres.
Raúl: Tengo
mucho sueño, ¿no podemos hablar mañana?
Ramón: No,
tiene que ser ahora, porque ya estoy cansado de que llegues a la hora que te da
la gana y te metas en tu habitación sin ni siquiera molestarte en darnos una
escusa…
Raúl: Es que
Marisa se ha puesto muy nerviosa porque le han robado el móvil, y me he quedado
con ella hasta que se ha tranquilizado.
Ramón: Pues
podías haber llamado, ¿no?
Raúl: Es que
me he quedado sin batería.
Ramón: Ya… y
en “El tío molón” no hay teléfono, ¿verdad?
Raúl: No lo
sé… pero tan solo me he retrasado unos minutos, no sé por qué estás tan
enfadado.
Ramón: Sí, 47
minutos, para ser exactos… pero no es por eso por lo que estoy enfadado… lo que
realmente me pasa es que ¡estoy harto de que hagas lo que te da la gana!, ¡de
que utilices esta casa como si fuera un hotel!, ¡de que no respetes las normas!,
¡de que no te importe absolutamente nada de lo que le pasa a tu familia!, ¡de
que…
Alicia: Tranquilo
Ramón, que no es para tanto… Recuerda cuando tú tenías su edad.
Ramón: Sí,
Alicia, es lo que hago, recordar cuando tenía su edad… recordar que siempre
llegaba unos minutos antes de la hora, porque un día – cuando tenía 9 años –
llegué 8 minutos tarde y mi padre me dio dos azotes con el cinturón, el primero
era el castigo por llegar tarde, mientras que el segundo tenía la misión de
incrustar en mi personalidad el factor de la puntualidad…desde entonces nunca
he llegado tarde a ningún sitio.
Ramón se
quita el cinturón mientras dice la última frase….. El pantalón le cae hasta los
pies…..
Ramón: ¡Puta
crisis!
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